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                ALGUNOS
                      DESCUBRIMIENTOS ZOOLÓGICOS
                      RECIENTES 
                 
 
                Dr. Fidel José Fernández
                      y Fernández-Arroyo. 
                PARTE
                IV - sección c 
                
                 ¿Quién
                  podía pensar (fuera de los escasos pobladores nativos)
                  que hubiera grandes elefantes , los más
                  altos del mundo, sobreviviendo en condiciones de extrema aridez
                  en los antiguos desiertos de Namibia? ¿Cómo se
                  podía sospechar que existiera una raza de osos
                  pardos  (Ursus arctos mazaalai) en un medio
                  aparentemente tan hostil para ellos como el remoto desierto
                  asiático del Gobi (ver McCarthy , 1999; Kemf et al.,
                  1999)? ¿Quién habría creído, hace
                  tan sólo unos pocos años, los rumores locales
                  que al final han resultado ser ciertos, según los cuales
                  subsistían –sin duda, desde hace milenios- pequeñas
                  poblaciones aisladas de cocodrilos del Nilo (Crocodylus
                  niloticus) en algunas charcas ocultas en los desiertos
                  del Sáhara, tanto en Mauritania como en el Chad? ¿Cómo
                  permaneció desapercibida durante siglos, para el mundo
                  occidental, la importante población de enormes buitres
                  torgos (Torgos tracheliotus) en los desiertos
                  de Arabia (ver Mundy et al., 1992)? Y sin irnos tan lejos, ¿cómo
                  han pasado prácticamente inadvertidos, hasta fechas
                  muy r ecientes, los datos sobre osos en
                  zonas como la sierra del Teleno y parajes próximos de
                  León y otras provincias -incluso Zamora- en España
                  (ver Grande et al., 2002)? Según algunos, también
                  ha seguido habiendo, al menos hasta hace pocos años,
                  noticias de osos en cierta región del Pirineo oriental
                  francés, aunque no todos los especialistas están
                  de acuerdo en ello ( Casanova , 1997; Vega , 1997b). A propósito
                  del Pirineo, ¿quién podía imaginar, hace
                  unos cuarenta años, que allí estuvieran criando
                  aves como el mochuelo boreal o lechuza de Tengmalm (Aegolius
                  funereus) (ver Alamany y Ticó , 1984; Alamany y
                  Muntané , 1997), o el chorlito carambolo (Charadrius
                  morinellus) (ver Gutiérrez , 1997; Lescourret y
                  Génard , 1982)? [En el Pirineo hay, por otra parte,
                  no pocos enigmas faunísticos que siguen siendo discutidos;
                  ver Arribas y Mateos , 2000]. Incluso en un lugar tan intensamente
                  prospectado como el Refugio de Rapaces de Montejo e inmediaciones
                  (hoces del Riaza y zonas próximas; Segovia, junto a
                  Burgos y Soria), no dejan de aparecer sorpresas en lo que se
                  refiere a la fauna vertebrada que lo habita ( Fernández
                  , 2000, 2002).
¿Quién
                  podía pensar (fuera de los escasos pobladores nativos)
                  que hubiera grandes elefantes , los más
                  altos del mundo, sobreviviendo en condiciones de extrema aridez
                  en los antiguos desiertos de Namibia? ¿Cómo se
                  podía sospechar que existiera una raza de osos
                  pardos  (Ursus arctos mazaalai) en un medio
                  aparentemente tan hostil para ellos como el remoto desierto
                  asiático del Gobi (ver McCarthy , 1999; Kemf et al.,
                  1999)? ¿Quién habría creído, hace
                  tan sólo unos pocos años, los rumores locales
                  que al final han resultado ser ciertos, según los cuales
                  subsistían –sin duda, desde hace milenios- pequeñas
                  poblaciones aisladas de cocodrilos del Nilo (Crocodylus
                  niloticus) en algunas charcas ocultas en los desiertos
                  del Sáhara, tanto en Mauritania como en el Chad? ¿Cómo
                  permaneció desapercibida durante siglos, para el mundo
                  occidental, la importante población de enormes buitres
                  torgos (Torgos tracheliotus) en los desiertos
                  de Arabia (ver Mundy et al., 1992)? Y sin irnos tan lejos, ¿cómo
                  han pasado prácticamente inadvertidos, hasta fechas
                  muy r ecientes, los datos sobre osos en
                  zonas como la sierra del Teleno y parajes próximos de
                  León y otras provincias -incluso Zamora- en España
                  (ver Grande et al., 2002)? Según algunos, también
                  ha seguido habiendo, al menos hasta hace pocos años,
                  noticias de osos en cierta región del Pirineo oriental
                  francés, aunque no todos los especialistas están
                  de acuerdo en ello ( Casanova , 1997; Vega , 1997b). A propósito
                  del Pirineo, ¿quién podía imaginar, hace
                  unos cuarenta años, que allí estuvieran criando
                  aves como el mochuelo boreal o lechuza de Tengmalm (Aegolius
                  funereus) (ver Alamany y Ticó , 1984; Alamany y
                  Muntané , 1997), o el chorlito carambolo (Charadrius
                  morinellus) (ver Gutiérrez , 1997; Lescourret y
                  Génard , 1982)? [En el Pirineo hay, por otra parte,
                  no pocos enigmas faunísticos que siguen siendo discutidos;
                  ver Arribas y Mateos , 2000]. Incluso en un lugar tan intensamente
                  prospectado como el Refugio de Rapaces de Montejo e inmediaciones
                  (hoces del Riaza y zonas próximas; Segovia, junto a
                  Burgos y Soria), no dejan de aparecer sorpresas en lo que se
                  refiere a la fauna vertebrada que lo habita ( Fernández
                  , 2000, 2002). 
                Cuando muchos investigadores, sobre temas de
                    fauna, se esfuerzan por establecer relaciones y modelos que
                    permitan hacer predicciones con un ordenador, bueno será recordar, por supuesto
                  sin desmerecer la importancia y la utilidad de buena parte
                  de tales trabajos, unas frases del Dr. Manuel Valdivia Ureña,
                  Catedrático de Análisis Matemático y uno
                  de los más brillantes y productivos matemáticos
                  españoles de su especialidad, en un discurso pronunciado
                  el 29 de abril de 1998, en la Real Academia de Ciencias Exactas,
                  Físicas y Naturales de Madrid: 
                “A veces, por un exceso de ilusión, tratamos incluso
                    de aplicar la matemática a cualquier fenómeno
                    de la naturaleza. Personalmente creo que Diosha hecho un
                    mundo extremadamente más rico de lo que puede abarcar
                    la matemática. A este respecto, recuerdo lo que dice
                    Hamlet, en la famosa tragedia de Shakespeare, dirigiéndose
                    a Horacio: “Hay más cosas en el cielo y en la tierra,
                    Horacio, de las que pueda soñar tu filosofía” .
                    ( Valdivia , 1998). 
                Curiosamente, Douglas Chadwick, en diciembre
                    de 2001, terminaba su artículo “La evolución de las ballenas”,
                    publicado en “ National Geographic”  (págs. 96-109 de
                  la edición en español), con la siguiente frase:  “En
                  el mundo hay más milagros de los que podemos imaginar”. 
                  
                Nota.- El autor de este artículo ha publicado recientemente
                  el Nº 25 de la “ Hoja Informativa sobre el Refugio
                  de Rapaces de Montejo ” (112 págs.), que trata
                  sobre todo de las novedades relativas a las aves no paseriformes,
                  y también contiene bastantes informaciones y comparaciones
                  ornitológicas sobre otras regiones. Puede comprarse,
                  por cinco euros (más gastos de envío), en la
                  Tienda Verde (c/ Maudes, 23-38; 28003-Madrid; 91-5353810).
                  Además, el texto (sin fotos, y obviamente sin encuadernar)
                  está disponible también en Internet ( www.naturalicante.com) .