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Elías Gomis y otros
NUEVA SALIDA PARA VER AVES MARINAS
El pasado domingo 29 de Marzo hicimos otra nueva salida en busca de aves marinas, repitiendo la magnífica organización de Miguel Ángel Andrés. El recorrido fue similar al del 27 de octubre del año pasado, yendo desde Santa Pola hasta la altura de Guardamar y de ahí a la isla de Nueva Tabarca, para regresar al puerto.
A la ocho de la mañana (cambio horario incluido y hora de sueño menos) ya nos encontramos los más madrugadores en el puerto preparando el chum, que de nuevo consiste en pan duro troceado, alachas, jureles y similares que son triturados en esos momentos más una caja con restos de pescados y un bloque de pescado congelado, toda una auténtica delicatesen para las aves marinas, menú al que se añade un bote de aceite de pescado.
Preparando el cum en el puerto
Sobre nosotros chillan algunos vencejos y varias gaviotas patiamarillas parecen sobrevolarnos interesadas en saber qué hacemos con esas cajas de pan y pescado y si en algún momento pensamos alejarnos de ellas.
Sobre las nueve de la mañana ya estamos los 27 participantes saliendo con el Batiste Tres, de nuevo patroneado por César. La temperatura es suave y la mar está en un estado estupendo, con una magnífica visibilidad, el cielo despejado y sin viento. Promete ser una excelente jornada de pajareo marino. Ahora falta que las aves no nos fallen.
Gaviota cabecinegra
La primera sorpresa es la aparición, a bastante distancia de la costa, de una hembra de aguilucho lagunero. Veríamos otras aves en esas condiciones (alejadas de tierra) cumpliendo con su migración prenupcial. Un par de petirrojos, un archibebe común, una golondrina común, un grupito de cinco alondras y algún paseriforme más que no pudimos identificar, se sumaron a la lista de las aves en paso que vimos durante la travesía.
Otra buena sorpresa: un grupo de 4-5 delfines mulares saltando. Nos hubiera gustado haberlos contemplado más de cerca pero por los menos pudimos verlos dando saltos fuera del agua. Más tarde tuvimos otra observación, pero más breve.
Pero no acaban ahí las sorpresas. Álex Alamán ve un pez luna y tratamos de volver a localizarlo pero no tenemos suerte. Una pena quedarnos sin poder observar mejor a ese extraño pez.
Cerca de las piscifactorías observamos ya los primeros grupitos de aves marinas interesantes. Hay bastantes charranes patinegros y, entre ellos, charrán común y fumarel cariblanco. Por la parte inferior de los cercados, curiosamente, corretean varios vuelvepiedras (no sé qué piedras podrán voltear allí) y algunas garzas reales, con su habitual aspecto enfadado, montan guardia dispuestas a arponear al primer pez que se les ponga a su alcance.
Grupo de charranes
También hay algunos cormoranes de las dos especies (grande y moñudo) por la zona.
Vamos tirando continuamente chum, lo que empieza a atraer a las aves de los alrededores. Pronto vamos consiguiendo una buena “cola” de aves a popa del barco. Vemos gaviotas cabecinegras, sombrías (estas dos más reacias a formar parte de nuestro séquito), reidoras, patiamarillas y de Audouin (abundantes) que comparten el cielo con varios alcatraces con distintos plumajes de edad.
A esta gaviota de Audouin se le cayó la comida. Por las anillas sabemos que fue anillada de pollo en el PN de La Mata-Torrevieja el 21/06/2010. En 2012 fue vista en la costa de Málaga, y en 2013 y 2014 en Cartagena.
De repente, las gaviotas se alarman y empiezan a volar más juntas y alborotadas: aparece un págalo grande, más dispuesto a robarles algún trozo de comida que en molestarse en cogerla él mismo. Tiene varias plumas blancas en la zona de la cara, lo que nos permite distinguirlo de los otros que veremos más adelante.
Su aparición alarma a las gaviotas.
Págalo grande.
Lo cierto es que también hay gaviotas que parecen disfrutar más de quitarle un trozo de pescado a otra gaviota que en cogerlo del agua.
Descubrimos que las aves parecen sentirse más atraídas si la velocidad de la embarcación es un poco mayor a la que llevábamos hasta ese momento, de lo que tomamos nota para futuras salidas.
Las pardelas baleares hacen su aparición en pequeño número, pasando a toda velocidad hacia un lado y otro, como si quisieran saber de qué va todo ese gavioterío que llevamos detrás de nosotros. Al este de Tabarca localizamos un bando de más de un centenar de ellas, que se mueve y pasa muy cerca de nosotros.
Pardela balear.
El ir y venir de un costado a otro, en función de la aparición de las diversas aves se repite durante todo el trayecto. Las cámaras no dejan de disparar aunque conseguir una foto decente es complicado entre la velocidad de las aves que complica el enfoque y el movimiento del barco (suave, pero movimiento) que tampoco ayuda. De sacar el horizonte “horizontal” ya ni lo pensamos. Y con la emoción, incluso alguien se lleva un pequeño coscorrón con un teleobjetivo demasiado grande y demasiado cercano que iba tras una foto. De todas formas, se sacan algunas buenas imágenes de las aves que nos acompañan. Bueno, realmente acompañan a nuestra comida, no a nosotros.
Gaviota de Audouin
Rodeamos la zona protegida y prácticamente ya hemos agotado el chum, aunque las aves siguen alimentándose de lo que ya hemos echado.
Regresamos, cuatro horas después de haber salido, al puerto de Santa Pola, muy contentos de la actividad que ha resultado ser, otra vez, muy entretenida y divertida, con excelente compañía.
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